Las ideas religiosas de Bush
El fundamentalismo de los cristianos renacidos
Por Jaime Avilés
LOS ANTIGUOS
PRESIDENTES de Estados Unidos cometían las atrocidades más salvajes en nombre
de la democracia y con la supuesta bendición de Dios. El actual ha lanzado esta
guerra contra el mundo "en nombre de Dios". Cuando el Papa exhortó a
Bush a que por ningún motivo agrediera al pueblo de Irak, Eduardo Galeano
observó que Juan Pablo II, a fin de cuentas, era el máximo representante de
Dios. Y se preguntó: "¿Por qué Dios dará órdenes tan
contradictorias?" Hay una respuesta probable.
Cuando Monica Lewinsky inauguró el teledrama
de su relación oral con Clinton, la Iglesia católica de Estados Unidos ardía en
la hoguera del escándalo bajo el diluvio de quejas que acusaban a sacerdotes
por abusar sexualmente de niños. Como todos sabemos, el Vaticano guardó
silencio. Fue un error muy grave, cuyas consecuencias ahora están a la vista.
La Iglesia de Juan Pablo II no es predominante en Estados
Unidos: sus adeptos son latinoamericanos, italianos e irlandeses. Estos forman
una clara mayoría en las franjas costeras del Atlántico y del Pacífico, así
como en el travesaño del norte, pero en el centro y en el sur son menos que los
fieles de todas las ramas en que se ha dividido y subdividido la Iglesia de
Lutero, de las que surgieron innumerables sectas. De éstas, hace 30 años viene
nutriéndose el movimiento religioso de los Born Again Christians (cristianos renacidos).
Ante el caso Lewisnky y los atropellos carnales de curas y obispos, en fechas
recientes millones de católicos optaron por esa nueva corriente espiritual, a
la que también se han sumado no pocos judíos. En enero de 2000, la agencia
Gallup dijo que 41 por ciento del pueblo estadunidense había hecho suyos los
ideales de esa creencia. Meses después, el más notable y devoto de sus fieles,
George Walker Bush, ganó las elecciones presidenciales con 47 por ciento de los
votos (fraudulentamente) computados. ¿Una mera casualidad?
El texto sagrado que
inspira a los cristianos renacidos es el último libro del Antiguo Testamento,
el Apocalipsis. Este
predice que el fin de la humanidad llegará cuando el Anticristo se adueñe de
Babilonia, "la gran ramera", que será devastada por plagas de "muerte,
duelo, hambre", y será "quemada por fuego". Entonces Cristo bajará
por segunda vez a la tierra y destruirá a su adversario en un sitio descrito
como Armagedón,
en lo alto del cerro de Megiddo, al norte de Israel. La profecía bíblica, tal
como la acepta Roma, asegura que habrá una batalla de "relámpagos, voces y truenos" y un "gran
terremoto jamás visto", pero agrega que Cristo salvará las
almas de sus leales. Para los cristianos
renacidos esta interpretación es errónea: sólo ellos serán llevados al paraíso,
y los seguidores del Papa, al igual que los budistas y los musulmanes, serán
condenados al infierno. En las notas que presento a continuación
-tomadas de un reporte elaborado por el colectivo independiente Incision Research-, el lector hallará
abundantes indicios de que el jefe de la Casa Blanca está provocando en forma
deliberada el caos universal para acelerar el retorno del Mesías.
Apocalypsis rigth now
En las carreteras del
Bible Belt (o Cinturón Bíblico) de Estados Unidos, los anuncios de las Iglesias
invocan escenas terribles del Apocalipsis. Con letras amenazantes proclaman: "¡Arrepiéntanse! ¡Ya viene Jesucristo Otra Vez! ¡Se
acerca del Día del Juicio Final! ¡Sólo los Nacidos Otra Vez se salvarán!".
Este es el paisaje común de los pueblos evangelistas, donde cada familia posee
únicamente dos libros: la Biblia y uno de los 50 millones de ejemplares de la
obra de Tim LaHaye y Jerri Jenkins,
titulada Left Behind, que puede traducirse como "Los
que se quedan atrás" o "Los
abandonados".
Ahi, los autores
cuentan una historia del fin del mundo en la que el Anticristo se apodera de la
Organización de las Naciones Unidas y la traslada a una Babilonia reconstruida. De unos años para acá, los fans de este volumen tomaron muy en serio un
hecho histórico: en 1979, cuando Saddam Hussein asumió el poder
en Irak, una de sus primeras tareas fue ordenar precisamente la reconstrucción
de Babilonia. Para Jerry Falwell, ex jefe de la Confederación Sureña de Iglesias Bautistas y
asesor del ex presidente Ronald Reagan -quien se se afilió a los cristianos renacidos en 1971-, el
Anticristo ya se encuentra entre nosotros y se trata de un musulmán que se
pondrá al frente de los pueblos árabes para invadir Israel.
Hace algunos meses, en
un discurso difundido por la televisión nacional de EU, Falwell aseveró que Mahoma
fue "terrorista", y
consideró "una blasfemia decir que nuestro
presidente está interesado en el petróleo de Irak". Defensor
a ultranza de la política racista y genocida de Ariel
Sharon, Falwell ha dicho no pocas veces que "las
tierras de Israel deberán ser reunificadas para que se cumpla la profecía del
Apocalipsis y se dé la última batalla entre el bien y el mal".
Katherine Austin
Fitts, ex subsecretaria de Vivienda en el gobierno de Bush
padre, narra que el domingo 9 de
septiembre de 2001 asistió a misa en Chesnut Valley, un pueblo rural de
Tennessee, cuyo templo pertenece a la Confederación Sureña de Iglesias
Bautistas y, dada la conexión entre el reverendo Falwell y la Casa Blanca, los fieles
suelen decir que los sermones "brotan
directamente del fax de la Oficina Oval". Esa mañana,
recuerda Katy, el predicador habló con vehemencia sobre la necesidad moral de
hacer la guerra "contra
todos los musulmanes", en
particular contra Afganistán. Al volver a su casa, por demás perturbada, llamó
a un amigo y le dijo: "No sé que
está pasando, pero creo que vamos a ir a la guerra contra Afganistán".
Dos días después, cuando vio caer las torres gemelas del World Trade Center,
comprendió el mensaje.
Ante el mismo altar
En 1987, el
evangelista Billy Graham, amigo de Bush padre y famoso por sus prédicas en televisión, convenció a Bush hijo de que debía dejar
el alcohol y la cocaína, y lo convirtió en un cristiano nacido otra vez. Al dar testimonio del milagro que Cristo operó en él, WC escribió en su
libro titulado A charge to keep (Una
misión que cumplir): "En 1999, al
escuchar un sermón del reverendo Mark Craig, comprendÍ que Dios me llamaba para
que aceptara ser presidente de Estados Unidos". Dos años
después, cuando se derrumbaron las torres gemelas, declaró a Time Magazine: "Por la gracia de Dios yo estoy gobernando en estos
momentos". Entonces, el subdirector de Relaciones Públicas
de la Casa Blanca, Tim Goeglein,
afirmó que "el presidente Bush es el elegido de Dios
en este tiempo, y lo digo con mucha humildad" (véase la
cita en World Magazine).
En otro pasaje de su
autobiografía espiritual, WC relató su peregrinación a Tierra Santa. Recuerda
que un día de 1998, después de cenar, él y su esposa Laura, en compañía de un
grupo de mormones, metodistas, bautistas y judíos, se metieron en el mar de
Galilea, cerca del cerro de Megiddo y, tomados de la mano, se hincaron a rezar
dentro del agua. De pronto, añade, una voz interior le dictó las siguientes
palabras: "Ahora el tiempo se acerca/ Nombrado por
los profetas desde hace tanto/ Cuando todos conviviremos juntos/ Un pastor y un
rebaño/ Ahora judío y gentil se encuentran/ De muchas tierras lejanas/
Arrodillados ante el mismo altar/ Adorando al mismo Señor"
(The Guardian, 26/01/03).
Cada mañana,
al saltar de la cama, lo primero que WC hace es leer la Biblia, a la que llama "un buen manual político". Después, así como lo acostumbraba Reagan, llega a la Oficina
Oval y preside una sesión de oraciones conducida por un predicador. En ella
participan católicos, judíos y evangelistas, como cristianos Nacidos OtraVez.
David Frum,
el judío que inventó el término "eje
del mal", en su libro The rigth
man (El hombre correcto), describe el ambiente que impera en esas "juntas espirituales", y al evocar
el día en que faltó a una de ellas su colega Michael Gerson, apunta que Bush lo
reprimió recordándole que su asistencia al ritual, como miembro del gabinete,
era "voluntariamente
a fuerza".
Los consejeros
religiosos de WC son los predicadores Billy
Graham, Jim Robinson y Tony Evans. Michel
Gerson, también pastor evangelista y desde luego renacido, es quien escribe los
mensajes del presidente. Para una población convencida de que ir
a la guerra es la mejor manera de convocar al Mesías, Gerson emplea el lenguaje
codificado de los textos fundamentalistas para animar la retórica bélica de
Bush. Paul Boyer, profesor emérito
de la Universidad de Wisconsin, anotó en el Chronicle of Higher Education que
cuando Bush dijo en un discurso a la nación que Hussein "podría
desatar un día de horror como nunca lo hemos conocido",
invoca "un antiguo y poderoso vocabulario que
para millones de cristianos comunica un específico y emocionante mensaje de que
el fin se acerca, no sólo el de Saddam, sino el de la especie humana en su
conjunto".
Tony Evans, por
su parte, preparó a Bush para "el tiempo en
que el pueblo de Dios tome el poder terrenal", tarea que WC ha descrito como "esa gran
misión" en documentos oficiales de seguridad nacional. Al
respecto, en su libro Bush at war (Bush en guerra), el veterano periodista Bob
Woodward concluye que "el presidente
supone que su misión y la del país responden al Plan maestro de Dios, y así lo
proyecta".
Ante la asombrosa
cantidad de tratados internacionales, pactos regionales, alianzas estratégicas
y convenios contra el desarme nuclear y muchos otros que WC ha despedazado en
todos los frentes políticos y diplomáticos, destruyendo el aparato jurídico del
mundo, Michael
Ortiz Hill advirtió en el sitio web de CounterPunch: "Que Bush atacara tantos sistemas vitales en tantos
frentes desde la política externa hasta el medio ambiente, podría confundir
desde la óptica de la realpolitik, pero resulta transparente en términos de la
visión apocalíptica que suscribe: todos los sistemas habrán de caer para que el
Mesías regrese. Y parece que Bush hace todo lo posible para traerlo".
Si usted duda de la
veracidad de estos datos, escriba en su buscador de Internet los nombres de las
personas y las fuentes aquí mencionadas y compruebe por sí mismo cuánto hay de
cierto en esta espeluznante alucinación. Pero si ve en su televisor las
gigantescas manifestaciones de musulmanes que ayer desfilaron por las calles
con la foto de Hussein, convertido por WC en el nuevo lider moral del mundo árabe,
comprenderá que para los fundamentalistas de la Casa Blanca la "obra de Dios" se está cumpliendo al
pie de la letra. ¿Qué sigue? ¿El camino de Damasco?