Me parece excelente el artículo adjunto de Alberto Buela. No sólo aporta ideas claras sobre la importancia del disenso, sino que da pié para alimentar un debate que tiene que ser de carácter global. O sea, se desarrollará en el escenario que el “antiglobalismo” rechaza y que, según entiendo, Buela también, cuando afirma que: “Sólo desde un lugar determinado se puede plantear genuinamente el disenso”.
La “aldea global” es un locus antropológico determinado que tenemos que disputarles a los “globalistas” empeñados en imponer el “Nuevo Orden Mundial” que esclavice a las mayorías sobrevivientes a la guerra, la crisis, el hambre y la enfermedad.
La “globalización” es un efecto del desarrollo de la civilización que no podemos negar. Pero no hay ninguna justificación para que los potentados sigan considerándose sus exclusivos beneficiarios por ser (creen ellos y sus víctimas) superiores y más capaces que los demás, lo cual les ha servido para dirigir el Mundo y destruir la Vida.
El hecho de que se la hayan apropiado, hasta ahora, tergiversándola para ponerla a su servicio y en su beneficio, contra los intereses de las mayorías, no significa que sea un efecto demoníaco de las perversas mentes del Club de Bilderberg o de las escuelas de Frankfurt o de Chicago, que tengamos que repudiar.
Es una conquista humana que nos engrandece y nos empodera a todos, por insignificantes que nos crean los gobernantes o sus amos, los potentados.
La respuesta de la Humanidad es apropiarse sus conquistas; no puede ser rechazar la realidad de su desarrollo, sustentado en avances como los de los medios de comunicación.
Entre éstos se destaca el sorprendente Internet, capaz de brindar los medios para un gobierno mundial democrático donde cada ciudadano pueda participar al instante en los asuntos comunes, con más propiedad, preparación, cordura y serenidad que los ciudadanos griegos en su ágora.
Es lo que nos ha enseñado el lascivo y lúcido ser humano, común y corriente pero excepcionalmente valiente, Julian Assange, ciudadano global fundador de la Nueva Era.
Por ejemplo, los planes de guerra del sionismo se han denunciado constante y consistentemente por este medio, alertando a la Humanidad sobre el propósito asesino, con sustento bíblico, de los judíos criminales (los sionistas, básicamente) que dicen cumplir la voluntad de Yahvé.
Eso ha impedido que su planes marchen al ritmo y en la dirección que lo deseaban esos enemigos jurados y persistentes de la Vida y de todos los pueblos, incluyendo parte del suyo.
Es que los “fundamentalistas” también detestan e incluyen en sus planes de exterminio a los judíos sensatos dotados de cerebros evolucionados.
Éstos no están convencidos del arbitrariamente alto destino del “pueblo elegido” ni aseguran obrar de acuerdo a la voluntad divina. Son decentes y muy diferentes a los sionistas envilecidos, con sus cerebros de reptiles que los convierten en los sicópatas más peligrosos que la Humanidad haya conocido en toda su Historia, aunque sólo fuese por su persistencia obsesiva y excluyente.
Por eso, los judíos normales, ajenos a los sicópatas que se creen designados para dirigirlos, repudian los violentos enfrentamientos heredados de las edades de piedra, bronce y hierro en que insisten los sionistas herederos del rey David y los Macabeos, los Moshé Dayán y los Benjamín Netanyahu de los tiempos actuales.
Los judíos extremistas son mucho peores que Hítler y los nazis, pues éstos no calaron en su totalitarismo. A pesar de sus ambiciones milenarias no convencieron más que a extraños misántropos acomplejados, víctimas de un patético delirio de grandeza, reflejado en el ridículo bigote de su jefe tanto como en su histrionismo delirante de sabandija criminal y perspicaz, capaz de encarnar lo más ruin del ser humano.
Inclusive, apenas soñaban con mil años de dominio, mientras los sionistas han alimentado su obsesión por unos cinco mil años. Además, están convencidos de que ya se les llegó la hora de imponérseles a los demás pueblos, como el “pueblo elegido” que dicen ser, para vergüenza de la inteligencia y la dignidad del resto de miembros de la especie, y para perdición de la Vida y la biosfera.
Por eso, la Humanidad no puede bajar la guardia, encerrándose en cascarones nacionalistas de tipo chauvinista (patrioterismo criminal fanatizado).
Desde luego, cada pueblo merece conservar y proteger su identidad, repudiando la homogeneizacón que pretenden los potentados para borrar las diferencias culturales, con su “gobierno global despótico” resultante del Nuevo Orden Mundial que se empeñan en imponernos.
El desafío es universal y nos compete a todos, no meramente a los políticos que dicen representarnos pero que, como lo demuestran las denuncias de Wikileaks, sólo se interesan en hallar formas de oprimir a los pueblos para satisfacer los apetitos asesinos de los potentados que se han apropiado de la globalización.
Tales canallas pretenden arrasar con todo de una vez, mediante la gran minería. (Ver archivos anexos)
Ésta incluye los letales e intolerables pozos petroleros, cada vez más agresivos con la Vida, sobre todo mediante las numerosísimas y peligrosísimas plataformas marinas, como la de la BP colapsada en el golfo de México, que sigue causando estragos.
En vez de prolongar la criminal explotación durante los 25 años que, calculan, faltan para agotar el petróleo que a la tierra le costó millones producir; tenemos la obligación de impedirlo exigiendo la clausura inmediata de todos los pozos, no sólo para que las generaciones futuras dispongan racionalmente de lo que quede del combustible fósil, sino para disfrutar de los sorprendentes beneficios de la reconversión energética.
Uno de ellos sería eliminar el desempleo, o reducirlo al mínimo, por la abundancia de mano de obra, bien calificada, que se requerirá para tan monumental empresa.
Entre las alternativas energéticas limpias figura la del abundante hidrógeno que, unido al oxigeno produce energía y agua potable. No es un sueño. Es algo suficientemente probado, como lo comprueba el video sobre los autos eléctricos (que vuelvo a adjuntar dada su importancia y su contundencia).
¿Por qué no lo adoptamos?
El sol, las pilas y hasta el agua también son opciones probadas; excelentes por económicas y por su versatilidad que ofrece autonomía al usuario, permitiendo la eliminación de las extensas y estorbosas redes de distribución, tanto como de las grandes represas o las peligrosas plantas nucleares.
¿Acaso es falso? No lo creo. Más bien, se trata de soluciones que existen y pueden salvar el planeta. Su implantación defiende la supervivencia.
En cuanto a los derechos intangibles y sagrados, que le dan sentido a la existencia del individuo y que estamos en condiciones de garantizarles a todos, es lamentable saber que Irán, Cuba, China y Birmania conforman el grupo de países que reprime abiertamente la libre expresión en Internet de los ciudadanos comunes y corrientes. Así confirman su carácter totalitario que, ahora, transita Venezuela, con su ley “Resorte”, para decepción de los amantes de la libertad, enemigos naturales de cualquier totalitarismo y defensores incondicionales de la democracia directa y la libre expresión.
Los miembros sanos de la especie, sin discriminación de ninguna clase, estamos en la obligación de responder con una “sociedad global democrática” que elimine las fronteras impuestas por los potentados, y que proteja las soberanías, tanto la de cada individuo como la de cada pueblo.
Gracias a los notables avances de las tecnologías de la información y las comunicaciones (las TIC), estamos inaugurando la época en que los medios de desinformación y alienación –conocidos como el cuarto poder al servicio de los potentados que son sus propietarios y estaban acostumbrados a subordinar la Verdad a sus intereses- se ven obligados a sometérsele a la Verdad Verdadera o a perder su credibilidad, tan precaria.
De ahí la publicidad dada a los papeles revelados por Wikileaks, lo cual no impide discernir que lo consideren una cortina de humo, con sabor a sacrificio, para impedir la difusión de denuncias tan graves, serias y trascendentales como las referidas a los asesinos del Club de Bilderberg, al proyecto HAARP, a los polvos “chemtrails” o a las instigaciones desesperadas para causar la guerra mundial que oculte la crisis definitiva del consumismo y del capitalismo depredador que lo impuso como modelo de desarrollo eminentemente suicida. (Ver archivos anexos)
Por desgracia, los enemigos de la Vida son capaces de los más imaginativos recursos para alcanzar sus protervos propósitos exterminadores, tan característicos de la Historia y que la Nueva Era repudia.
En consecuencia, las revelaciones de Wikileaks no sustituyen sino que complementan la aterradora Verdad que la Humanidad está conociendo en toda su crudeza, sin atenuantes, demostrando la pésima calidad humana de quienes se sienten y actúan como superiores, siendo, como lo son, unos ineptos perversos decididos a sumirnos en los dolores, las penas y los sufrimientos que anuncia el Apocalipsis.
El propósito de las revelaciones de documentos y secretos de los potentados -a diferencia de las revelaciones de fin del Mundo atribuidas al Libro de las Revelaciones (ese mismo Apocalipsis)- es que la mayoría pueda salvarse, en el entendido de que es algo que está en las manos de todos y cada uno de nosotros, y de nadie más.
Quien pose de salvador, redentor o representante, no es más que un peligroso impostor.
Por eso, todo régimen jerárquico es detestable, porque el poder corrompe a todo el que lo ejerce, como lo afirmó acertadamente lord Acton.
Afortunadamente, la democracia directa (la única que merece tal nombre) está a nuestro alcance mediante ese Internet que nadie tiene derecho a controlar, restringir o reprimir, por ningún motivo.
Al respecto, el cinismo de los criminales -que exigen inmunidad para sus abusos de todo orden, presentándolos como prácticas normales de la diplomacia o de la política- es un llamado a castigarlos o a volvernos cómplices de quienes nos venden discursos falaces de igualdad, libertad y fraternidad mientras precipitan nuestras tragedias y nos sumen deliberadamente en la ignorancia y la superstición.
Una vez desenmascarados, es claro que son enemigos declarados de sus electores, de la Humanidad y de la Vida, de modo que no es de extrañar que pretendan justificar sus crímenes.
Sin lugar a dudas, carecen de escrúpulos, como lo comprueban los documentos sacados a la luz este año que inaugura la Verdad como el único recurso de relación válido entre los miembros de la especie, independientemente de los aires de grandeza o de la humildad que caractericen a cada uno.
Su gran interés es mantener a las mayorías oprimidas para impedir que se apropien de sus vidas y sus destinos. No quieren que empecemos a recorrer el camino que nos lleve al futuro luminoso que nos merecemos y que estamos en condiciones de construirnos entre todos, si nos atrevemos a repudiar las estructuras jerárquicas de todo tipo y a los desalmados que las ocupan.
Es un desafío a la dignidad y a la inteligencia, sobre todo para el soberbio y engañado pueblo usano, tan dúctil en manos de los sionistas, que lo convierten en su instrumento y en enemigo del resto de la Humanidad. Y tan intransigente con los defensores de la Vida, la Humanidad y el Planeta que los potentados le inducen a destruir mediante un consumismo insano y un ánimo asesino impúdico.
Están tan embrutecidos, alienados o enajenados por los halcones que representan la dictadura sionista gobernante (oculta tras los presidentes y la “democracia”, los votos, las campañas y las promesas reiteradamente falaces), que les creen todas sus mentiras.
Pero cuando a los potentados los desenmascaran sin atenuantes, como ahora, las lacras decrépitas -los Rumsfield, los Cheney, los McCain y los Kissinger, los Bush y sus sirvientes de alto nivel, como los Clinton o el decepcionante títere Barak Obama, totalmente impotente y sometido a los sionistas- justifican sus evidentes crímenes como asuntos de interés nacional para el absurdo y contradictorio Imperio, presuntamente fundado en la libertad y la igualdad de oportunidades, pero, realmente, dedicado a esclavizar a todos los pueblos y resuelto a diezmar la población según la proporción definida por Ted Turner: de cada 100, matar 95.
En eso consiste el famoso “sueño americano”: en convertirse en asesino y cómplice de los halcones que quieren dominar el mundo entero y están convencidos de que éste es su momento.
Por fortuna, cada día que pasa les queda más difícil ocultar, negar o justificar su descrédito y su ineptitud; su carácter criminal exento de cualquier escrúpulo y capaz de cualquier atropello.
No va quedando nadie decente dispuesto a apoyarlos. Y ellos, por sí mismos, son unos inútiles absolutos. Sólo son autosuficientes en perversidad. Para el resto dependen de los demás, y éstos cada vez son más dignos y están menos dispuestos a sacrificarse para que prosperen los enemigos comunes.
"No podemos esperar Feliz Navidad cuando en el Mundo existen injusticia, dolor y muerte en nombre de una Libertad, que jamas sera la realmente deseada y esperada por la Humanidad que hoy se levanta de frente al Siglo XXI. Solo podemos desear al Dios de los hombres, al Creador del Universo, sacar a los Gobiernos de sus indiferencias y frivolidades y trabajen por el Respeto a la Paz y la Autodeterminación de los Pueblos"
Alejandra Villegas.
Directora Internacional de la OBNU.
